Paisajes de otoño en la Comarca Central
Cierto es, que de un tiempo a esta parte no paramos de recibir consultas en nuestro correo y redes sociales sobre lugares que visitar para tomar fotografías de otoño y dar esos paseos casi idílicos entre bosques de hoja caduca que cubren de amarillos, rojizos y ocres algunos de nuestros paisajes por estas fechas.
Lo fácil en nuestro caso sería recomendarles lugares como la Selva de Oza en la Jacetania, el bosque del Betato en el Valle de Tena, la pardina del Señor en Fanlo o el valle de Ordesa en el Parque Nacional entre otros de los muchos lugares que nos ofrecen los Pirineos.
O seguir nuestra recomendación con el hayedo del Parque Natural del Moncayo, o el cauce del río Guadalaviar allá por la Sierra de Albarracín.
Incluso recomendar el Parque Cultural del Chopo Cabecero, tan interesante como todavía desconocido para muchos y muchas.
Pero hoy queremos sorprender, y nos vamos a ir de viaje a la Comarca Central, la gran olvidada del turismo aragonés, muchas veces porque la mayor parte del flujo turístico dentro de Aragón sale de la misma, sale desde Zaragoza. Pero es que en la Comarca Central podemos encontrar parajes que se transforman en fotografías de ensueño por estos meses de octubre y noviembre y muchos de ellos son todavía los grandes desconocidos de nuestra geografía.
Y citaremos los siguientes: Los Galachos de Juslibol y El río Gállego por el Bajo Gállego.
Pero queremos detenernos en…
EL GALACHO DE LA ALFRANCA
Situado en el municipio de Pastriz, en la Comarca Central y provincia de Zaragoza, hablar del Galacho de la Alfranca es hablar de un espacio protegido de gran belleza y uno de los humedales mejor conservados de Aragón, por ello debemos mencionar que está catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria.
Pero antes de nada, y sin dar las cosas por hecho, explicaremos qué es un galacho.
Pues bien, galacho es una palabra utilizada en Aragón para denominar a los antiguos meandros abandonados a causa del cambio natural del cauce del río.
Siendo así, diremos también que el río Ebro es un río de crecidas, un río que periódicamente descarga con gran fiereza sus aguas al mar debido a los deshielos y a épocas de grandes lluvias en las zonas montañosas, principalmente en los Pirineos, las cuales nutren a través de sus afluentes al río Ebro… Y este hecho, estas crecidas, han ido configurando tanto el Delta del Ebro en su desembocadura, como una serie de galachos a lo largo de las zonas llanas del valle del Ebro.
Los galachos, hoy en día, son espacios naturales que dan cobijo a un sinfín de especies animales y florales, entre las que citaremos la garza, el aguilucho lagunero, el martinete común… aparte de tejones, zorros, y otras especies que conviven entre la privacidad del bosque y el sustento que proporciona el río.
Pero y todo esto, ¿qué tiene que ver con el otoño? Pues que estos parajes naturales que se han desarrollado en torno al río Ebro y sus afluentes se configuran en torno a los llamados “bosques de ribera”, los cuales son principalmente árboles de hoja caduca. Especies como la sauceda de orla, el álamo blanco y el álamo negro, fresnos y olmos entre otros dotan de un sinfín de colores estas zonas, haciéndolas especialmente bellas en estas épocas del año.
A mi personalmente, siempre digo que pasear por estos parajes en los meses otoñales me trasladan a obras de pintores paisajistas del romanticismo con esa suavidad de texturas y tonos delicados en cada rincón del paisaje.
Por Carlos Díaz Beamonte