Hablar del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, a buen seguro uno de los lugares más emblemáticos de los Pirineos, es hablar de los principios del siglo XX, más en concreto del año 1. 918 cuando parte de este paraje natural fue declarado Parque Nacional, tan sólo unas semanas después de la declaración como Parque Nacional de los Picos de Europa.
De esas montañas nevadas del Pirineo central en tonos sepia o más bien en blanco y negro, tal y cómo nos han llegado hasta hoy en día las primeras fotografías que aquellos primeros pirineistas tomaron con las cámaras fotográficas de la época, nos quedan en la retina imágenes imborrables como aquella de esos valientes senderistas atravesando la Faja de las Flores con gayata y alpargatas, algo impensable hoy en día ya que pensar en alta montaña es pensar en seguridad y equipamiento.
Cañón de Añisclo
A fecha de hoy la protección del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido engloba más de 15.000 hectáreas, que van desde Torio y el Valle de Ordesa en su parte más occidental hasta el valle de Escuaín y la parte alta del Valle de Pineta en su parte más oriental, teniendo al macizo de Monte Perdido en su parte más septentrional y el Cañón de Añisclo en su parte meridional.
Un paraje protegido en lo más central del Pirineo Central que sin duda es un lugar para preservar por los siglos de los siglos.
El cómo visitarlo dependerá de nuestro perfil, dependerá de qué tipo de turista somos. Y es que las posibilidades son muchas... Para los más montañistas diremos que dentro del mismo se encuentra el macizo de Monte Perdido que con sus 3.355 metros es la tercera cumbre más elevada de los Pirineos después del Aneto (3.404 metros) y el Posets (3.375 metros).
Para aquellos que se decantan más por el senderismo moderado dejando el montañismo para otros más intrépidos, son muchas las rutas o sugerencias que nos ofrece esta parte del territorio de la comarca del Sobrarbe. La ruta de la Cola de Caballo desde la pradera de Ordesa es a buen seguro la más emblemática y transitada, pero la ascensión a los llanos de La Larri desde el valle de Pineta es otra ruta preciosa. La ruta de los Miradores de Ordesa, los cuales nos ofrecen unas vistas majestuosas de todo el valle de Ordesa dejando al frente la cascada de Cotatuero y el macizo de Monte Perdido presidiendo la imagen es sin duda la que mejores panorámicas nos ofrece. También visitar el Cañón de Añisclo y hacer el paseo senderista hasta la ermita de San Urbez datada en el siglo XII a la que accede cruzando el puente de San Urbez, una joya levantada en piedra sobre el cauce del río Bellós.
Pradera de Ordesa
Y así como mencionamos al río Bellós, mencionaremos que el Sobrarbe es tierra de aguas bravas y ríos vivos. El río Arazas en el valle de Ordesa, el río Ara desde Bujaruelo hasta Aínsa pasando por Torio, Broto o Fiscal o el río Cinca desde su nacimiento en Pineta son sin duda cauces que invitan al descanso y una vida más contemplativa, en la que el mero hecho de observar se convierte en algo realmente placentero.
Por último, visitar este Parque Nacional es la excusa perfecta para conocer un sinfín de pueblos que merecen la pena visitar, comenzando por Aínsa, incluido entre los Pueblos más Bonitos de España. Broto, Boltaña, Bielsa, Plan o Torio son algunos de los más conocidos, pero hay más, mucho más por descubrir.
Por Carlos Díaz Beamonte
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